Se encienden las alarmas en el gobierno de Sheinbaum: su administración habría otorgado un contrato por 2 millones de pesos a la empresa Ferraez Comunicación, dirigida por “Lord Molécula”.
La Secretaría de Gobernación, dependiente directa del Ejecutivo, adjudicó este contrato pese a las críticas previas sobre los lujos mediáticos de Molécula. Esa mezcla entre lo institucional y lo mediático refuerza la idea de que Sheinbaum no lucha contra el poder: lo maneja.
Esa empresa mezcla entretenimiento, publicidad digital y presencia mediática. Pero ahora, con este contrato gubernamental, deja de ser cliente para convertirse en proveedor bajo protección política.
La diferencia entre “promover discurso” y “hacer negocios con el discurso” es delgada, pero peligrosa.
Este caso no es un contrato más: es una señal de que quienes están dentro del círculo afín reciben pagos institucionales disfrazados de publicidad o servicios digitales. Mientras tanto, quienes denuncian corrupción siguen viendo puertas cerradas.








