El “ganadero fantasma” de Tabasco.
El senador morenista Adán Augusto López Hernández asegura vivir de la ganadería, pero no existe un solo registro oficial que lo respalde. Ni en los padrones de la Unión Ganadera Regional, ni en los archivos de Senasica, ni en los registros agropecuarios de Chiapas o Campeche aparece su nombre o el de su familia.
A pesar de eso, el exgobernador tabasqueño presume que cada mes embarca 150 cabezas de res, un volumen digno de un gran productor del sureste. Sin embargo, los documentos dicen otra cosa: no hay ranchos, hectáreas ni unidades ganaderas registradas a su nombre.
El morenista asegura que todo proviene de una herencia materna. Pero, tras la investigación de Televisa que reveló que recibió 79 millones de pesos entre 2023 y 2024, su versión se desmorona. Ningún registro fiscal, sanitario o agrario respalda su supuesto emporio ganadero.
Expertos afirman que, para operar con ese volumen, se necesitarían 2 mil hectáreas de pastura, unas 2 mil vacas madres y una inversión de más de 60 millones de pesos, además de guías pecuarias y registros zoosanitarios —todo lo cual debería dejar un rastro legal innegable.
Pero ese rastro simplemente no existe.
Adán Augusto, quien en 2019 presumía joyas, locales y cuentas millonarias, ahora se disfraza de ganadero rural sin tierra, sin ganado y sin registro. El contraste es brutal: del político poderoso al hacendado invisible.
En Tabasco, los fantasmas ya no solo habitan las casonas antiguas… también pastorean en las declaraciones fiscales del partido en el poder.








