El pueblo de Cuajimalpa acaba de asestarle un golpe a la intolerancia institucional: un juez federal concedió un amparo contra la construcción de la obra “Utopía”, ordenando que se reponga la consulta pues la original fue viciada. Animal Politico
En la consulta de mayo, 700 votos se declararon “a favor” y 550 “en contra”, pero la justicia dictaminó que el ejercicio violó derechos esenciales: no se proporcionó información completa sobre impactos ambientales, hídricos y viales, y hubo acusaciones de acarreo de votantes y manipulación de la votación.
Este fallo no es un lujo legal: es un triunfo del amparo como herramienta del pueblo frente al autoritarismo disfrazado. En tiempos donde el gobierno morenista pretende debilitar los mecanismos de defensa ciudadana, recordar que el amparo protege al débil vale más que mil discursos.
Quitar, recortar o condicionar el amparo es jugar con fuego. Cuando un gobierno quiere eliminar esas puertas de escape legal, está revelando que su proyecto no es de justicia, sino de control. Este amparo de Cuajimalpa es una luz de esperanza: que ni la Utopía ni la imposición puedan avanzar sin respeto a la ley.








