No es casualidad: cuando un estado no responde políticamente al proyecto guinda, la federación le da la espalda. En Chihuahua, acusan que el programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” fue retirado sin explicación oficial, dejando sin apoyo a miles de jóvenes que esperaban contrato laboral. Esta maniobra evidencia que el gobierno federal castiga “oposición territorial” más que impunidad política.
Mientras Morena presume que “el bienestar llegará a todos”, el retiro de este programa social —en un estado que no es su bastión— revela la lógica de control partidista: programas sociales como fichas políticas, no como derechos sociales universales. Lo que podría ser apoyo se convierte en herramienta de presión.
Chihuahua paga precio de no ser guinda: programas que algunos llaman básicos desaparecen. Y cuando preguntan por qué, el discurso oficial solo dice que no es cancelación sino “reingeniería” o “revisión presupuestal”. Palabras huecas para tapar un acto de favoritismo político disfrazado.
