Acelerar para tapar: Sheinbaum pisa el acelerador en la extradición de Bermúdez para que no salpique más a Morena
La presidenta Claudia Sheinbaum ordenó meter turbo al proceso para traer desde Paraguay a Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad en Tabasco y señalado como cabecilla de “La Barredora”. “Lo está viendo Cancillería para que pueda acelerarse la extradición”, dijo, presumiendo un “trabajo muy importante” del CNI para ubicarlo. El mensaje: que llegue ya y que el caso no crezca.
Pero el propio Bermúdez rechazó la extradición expedita: peleará desde Paraguay y el retorno podría tardar meses. Es justo lo que en Palacio no quieren: más tiempo, más filtraciones y más preguntas incómodas sobre quién lo nombró, quién lo protegió y quién se benefició mientras operaba.
El Gobierno exhibe músculo: Interpol, CNI, Marina, Guardia Nacional y la SSPC en “operación conjunta”. Detrás del show, la prisa del oficialismo suena a estrategia de control de daños: que el caso se cierre rápido, que declare aquí, bajo su cancha, y que el escándalo no siga reventando en medios internacionales.
Bermúdez era buscado desde febrero por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés, con ficha roja emitida el 17 de julio. La captura (12 de septiembre) fue vendida como “cero tolerancia”, pero críticos ven otra cosa: un intento por amarrar el expediente antes de que la tormenta salpique a operadores y aliados políticos.
En resumen: acelerar no es justicia, es contención. Si de verdad quieren llegar “hasta las últimas consecuencias”, lo demostrarán con audiencias abiertas, transparencia total y caiga quien caiga. Si no, el acelerón será recordado como el freno de mano que buscó salvar a los de casa.
