El cinismo del poder: admite deuda millonaria y exige entregas mientras médicos sufren desabasto
Claudia Sheinbaum acaba de hacer lo que mejor sabe: reconocer una crisis mientras la minimiza con discursos vacíos. Ahora admite que el gobierno federal arrastra adeudos millonarios con farmacéuticas desde 2024, pero asegura que “no hay problema para liquidarlos”.
Dice que ya está en proceso de pago, que se revisan cuentas y que pronto saldarán lo pendiente. Pero, en paralelo, exige a las empresas que cumplan con las entregas de medicamentos, como si no hubiera ya un desabasto brutal que afecta hospitales y pacientes.
El cinismo es grotesco: mientras participa de un show mediático para aparentar que todo está bajo control, los ciudadanos lo sufren en carne propia. En numerosas clínicas faltan fármacos vitales, tratamientos se posponen, pacientes quedan sin respuesta. Y la presidenta, con su sonrisa diplomática, dice que “el abasto está por arriba del 90 %” pese a las denuncias masivas de desabasto.
Lo más intimidante es que, al exponer a las compañías que incumplen, parece que Sheinbaum quiere mostrar un “mano dura”. Pero cuando el poder toca a su propio gobierno —cuando el desabasto revela fallas estructurales— las declaraciones se vuelven pantalla para esconder el desastre.
